En los primeros cinco minutos los dirigidos por Ischia empujaron a los venezolanos contra su área, pero sin generar situaciones de gol, pese a la presión que ejercían todos los jugadores con camiseta azul y amarilla y a que todos estaban decididamente parados en ataque.
Cuando Boca no había hecho demasiado en el partido llegó la apertura del marcador, con un preciso tiro libre ejecutado por Juan Román Riquelme que de palomita mandó con su cabeza al fondo de la red Gabriel Paletta, quien después salió lesionado de la cancha ingresando en su lugar Jonatan Maidana, para a los ocho minutos del primer tiempo decretar el primer gol del partido.
No había pasado el primer cuarto de hora de juego y los xeneizes cumplían con el primer objetivo, ponerse en ventaja en forma rápida, pensando en la goleada, más cuando llegó de Chile la noticia que Colo Colo le estaba ganando 1-0 a Atlas, resultado que lo obligaba a golear a los venezolanos, algo que por lo que se estaba viendo en la cancha de Boca no parecía imposible.
Más aún cuando Jesús Dátolo, a los 20 minutos, marcó el 2-0, en una excelente definición, luego de amagar varias veces, para el delirio de la multitud que colmó La Bombonera.
A esa altura Unión Maracaibo daba la sensación de que lo único que quería era que termine el partido, porque Boca era un aluvión, que cruzaba la mitad de cancha y generaba situaciones de gol
Los caribeños tuvieron en la parte inicial un par de chances para marcar. La primera en los pies de Gabriel Urdaneta, pero una rápida salida de Mauricion Caranta, quien le cometió un claro penal al diez de Unión Marcaibo, evitó lo que hubiera significado el descuento y un dolor de cabeza para Boca. Y la segunda la tuvo Beraza, pero salvó justo Maidana, quien casi convierte el gol en contra, pero otra vez salvó el arquero.
En el segundo tiempo siguió siendo un calco del primero, pero esta vez con Boca perdiendo más de media docena de goles. Lo tuvo Rodrigo Palacio tres veces, otras tantas Martín Palermo, Dátolo, pero el tercero no llegaba y comenzaba el sufrimiento.
El empate de Atlas antes los chilenos comenzó a calmar los ánimos porque a los xeneizes les alcanzaba con un gol más para clasificar. Pero el gol no llegaba.
Para colmo Riquelme no aparecía en el partido y todo era más complicado, pero cuando más lo necesitaba Boca apareció Román con toda su magia, recibiendo un pase de Palermo, que le quedó atrás dentro del área, y cuando enfrentó al arquero picó la pelota de una manera exquisita para marcar el tan merecido tercer gol, que le al fin y al cabo le terminó dando la clasificacion.