Sin su goleador, Martín Palermo, por acumulación de tarjetas amarillas, el conjunto ‘xeneize’ sufrió de falta de contundencia, que contrastó con la buena fortuna de los ‘Rojos’, que se pusieron en ventaja cuando sólo se jugaban seis minutos, por intermedio del zaguero Julio César Cáceres, en contra de su propio arco.
Hasta ese momento, Independiente había mostrado argumentos sólidos como para aspirar a ese triunfo parcial, en el marco de un encuentro muy parejo y con acciones de peligro en ambas áreas: la prolijidad en el manejo de la pelota de Grisales, las subidas de Machín por la derecha, la “explosión” del ‘Rolfi’ Montenegro y la potencia ofensiva de Denis.
Boca pareció sufrir el cimbronazo del primer tanto, conseguido merced a la mala fortuna del defensor paraguayo, pero también debido a un acierto ofensivo de los visitantes, luego de una buena combinación entre Montenegro y Machín, que el volante culminó con un fuerte y cerrado centro que el zaguero terminó empujando al gol.
Esos fueron los mejores momentos del conjunto de Avellaneda, que tuvo tres posibilidades muy claras en sólo 10 minutos: un cabezazo de Fredes, que salió apenas junto al palo derecho; un remate de emboquillada de Montenegro, que alcanzó a “manotear” Caranta y un centro preciso de Grisales que no pudo conectar correctamente Matheu, cuando el arquero parecía superado.
Entonces reaccionó el conjunto de la Ribera, con mucha actitud aunque con pocas ideas. Pudo empatarlo Riquelme, con un remate que cruzó todo el arco; pudo convertir Álvaro González, quien no alcanzó a definir una buena “pared” con Ledesma dentro del área; pudo anotar Dátolo, que estuvo cerca con un remate que se fue apenas junto al ángulo izquierdo; sobre los 38 minutos, Palacio quedó sólo por la derecha, pero su remate cruzado salió muy desviado…
Boca terminó siendo muy superior y no debió irse perdiendo a los vestuarios, pero careció de definición. Claramente, se extrañó a Palermo. Para colmo de males, a los 43 minutos, Paletta fue a disputar una pelota con Grisales, elevó sus tapones –provocó un corte en la pierna del colombiano- y vio la tarjeta roja, por lo que Boca debió afrontar los segundos 45 minutos con un hombre menos.
Pese a la desventaja numérica, el equipo de Ischia continuó dominando las acciones en el arranque del complemento. Con mucho temperamento, acorraló al ‘Rojo’ contra su propio arco y pudo alcanzar la igualdad: a los 5 minutos, Riquelme dejó sólo a Dátolo, cuyo remate fue controlado por Assman; a los 6m. Boselli probó con un disparo de media vuelta y otra vez tapó el arquero; y a los 7m. Palacio no alcanzó a “puntear” el balón dentro del área.
Hasta que Riquelme, el “genio” que tiene Boca dentro del campo, «frotó» sus botines y definió con categoría, luego de una gran pared con Boselli, para establecer el 1-1. Tan positiva fue la actitud exhibida por Román y el resto de sus compañeros –Palacio y Caranta también se lucieron- como negativo lo mostrado por Independiente, que “sufrió” el partido en lugar de aprovecharse de las circunstancias.
A los 34 minutos, Palacio dispuso de una inmejorable ocasión, también generada por la magia del Diez ‘xeneize’, que pisó la pelota en la puerta del área, esperó el movimiento del delantero bahiense y lo dejó sólo con una asistencia preciosa. Pero el atacante falló en su puntería y definió afuera. El show de Román continuó: a los 36m., dejó en posición de gol a Boselli, por la derecha, pero Assman alcanzó a desviar al córner su disparo. Y a los 38m. volvió a provocar la admiración de propios y extraños, con un tiro libre que Assman descolgó cuando el balón se metía en el ángulo derecho.
Boca no pudo mantener la punta del campeonato -que quedó exclusivamente en manos de Vélez- pero lució temperamento, actitud, entrega colectiva, además de la magia de Román. Demasiados argumentos como para considerarlo uno de los principales candidatos. Por el contrario, Independiente mostró una actitud preocupante para un aspirante serio al título.