El gobernador José Alperovich sorprendió a todos cuando reveló el curioso método que tiene para afirmar que la desnutrición infantil ha bajado en Tucumán argumentando que los alumnos que juraron la bandera en el 2012 han aumentado un talle de guardapolvo respecto a años anteriores.
«Todos los negocios hacen delantales para la época en que se jura la bandera, para los chicos de cuarto grado. Generalmente, lo que se vendía todos los años es un talle de 8 a 10. Este año ya empezó a venderse mucho más el (talle) de 10 a 12. Qué es lo que significa: que los chicos que no han comido (bien) desde 2001 han mejorado la talla. Eso significa que estamos mejorando, y que cada día la gente está mejor».
Las polémicas declaraciones del mandatario tucumano no tardaron en ser duramente criticadas en las redes sociales y por la oposición, en un momento especialmente sensible, ya que hace unas semanas atrás el médico Eduardo Gómez Ponce había denunciado que Tucumán había cambiado el método para medir la desnutrición con la finalidad de ocultar los verdaderos números que van en una curva ascendente.
Gómez Ponce explicó que en octubre del 2010 el gobierno tucumano cambió las tablas de Lejarraga Orfila por las de Índice de Masa Corporal para ocultar que la máquina de la desnutrición jamás se había detenido. Con las nuevas tablas muchos de los chicos que antes eran desnutridos pasaron a ser chicos con peso normal y así se sacaron de encima a todos los desnutridos de primer grado”.
El caso Fabricio. La luz roja se encendió cuando el diario El Tribuno publicó en su tapa la conmovedora historia de Fabricio Vallejo, un niño de seis años de cuerpo cadavérico, que pesa apenas 10 kilos y tiene desnutrición de tercer grado.
Si bien la desnutrición que padece es congénita, ya que le falta una parte del esófago y no puede ingerir alimentos (se alimenta a leche a través de una sonda) , saltó a la luz que el sistema de salud del gobernador Alperovich le había dejado de dar las dos cajas de leche por ser mayor de seis años. Indignado por la situación y a riesgo de ser sancionado, Gómez Ponce decidió seguir dándole la leche que le habían quitado y no dudo en acudir a los medios para denunciar el atropello. Pero Alperovich recién tomo nota del caso y prometió llevar al pequeño a operar en el hospital Garaham cuando la revista Gente la semana publicó la nota.
Mientras tanto en el ministerio de salud Tucumán, ruegan que la desnutrición no arroje nuevos chicos cadavéricos a la tapa de los medios y lejos de aceptar que la desnutrición infantil se ha comenzado nuevamente a sentir no dudan en afirmar que las denuncias de Gómez Ponce son parte de operaciones de prensa orquestada por la oposición y sólo se animan a reconocer que hay 3.500 chicos con desnutrición infantil en toda la provincia. Aunque el método para medir la desnutrición elegido por el gobernador Alperovich deja mucho que desear.