La preocupante carta del rector del Colegio Nacional de Buenos Aires revela un hecho gravísimo que involucra a estudiantes de un instituto secundario de Ushuaia, uno de los cuales habría sufrido severas consecuencias por el consumo descontrolado de alcohol durante una “fiesta” llevada a a cabo en la Capital Federal.
La directora del Colegio Nacional de Ushuaia Claudia Wortley y la jefa de Preceptores Susana Naya eligieron ocultarse a la requisitoria periodística, escudándose en supuestas “reuniones” para evitar dar explicaciones en relación al escándalo que las involucra.
La carta del rector Gustavo Zorzoni, publicado este jueves por el portal Infobae, comienza diciendo que “»Me comunico con ustedes para ponerlos al tanto de una desafortunada circunstancia que hemos vivido en la madrugada del sábado pasado». La nota pone de manifiesto la preocupación del directivo docente “por el alto consumo de alcohol de los estudiantes del Colegio Nacional de Buenos Aires” y da detalles sobre la fiesta en la que participaron estudiantes de la capital fueguina.
Según explica la nota, la semana pasada un grupo de alumnos de tercer año del Colegio de Ushuaia llegó a Buenos Aires, en el marco de las actividades de intercambio que esa institución educativa realiza con el CNBA; todo transcurrió sin mayores novedades, hasta que los alumnos decidieron extender la fiesta de despedida que organizó el colegio.
La reunión que comenzó en el Salón de Usos Múltiples (SUM) de la escuela se trasladó a la casa de una estudiante del Nacional de Buenos Aires; sin adultos en la vivienda, los chicos encontraron el escenario ideal para el descontrol.
«Alrededor de las 5 de la madrugada, uno de nuestros alumnos se descompuso y uno de los visitantes cayó desmayado por la ingesta de alcohol de alta graduación», reveló Zorzoli en la misiva que envió a la comunidad del CNBA. «El joven terminó en el Hospital Ramos Mejía con un principio de coma alcohólico y estuvo inconsciente varias horas; como era esperable, este estudiante tuvo que quedarse en Buenos Aires, acompañado por una de las docentes y partieron a Ushuaia recién el domingo por la tarde», detalló.
«Parece inexplicable cómo un grupo de padres y/o madres autorizó que sus hijos asistan a una fiesta de esta naturaleza», se quejó Zorzoli. «Tampoco se explica que aquellas familias que no permitieron la salida no se hayan comunicado con los docentes fueguinos o con el personal del Colegio para advertirlos sobre la misma», lamentó el rector, en referencia a esa «cadena de silencios que podría haber terminado en una tragedia».
Las autoridades del tradicional colegio porteño tuvieron la semana pasada una reunión con otro grupo de estudiantes que fue encontrado consumiendo alcohol en la puerta de la escuela, pero tienen claro que eso no es suficiente para evitar nuevos episodios de este tipo.
«Es frecuente que los estudiantes de los primeros años concurran a fiestas en casas donde no hay presencia de adultos o a las fiestas que organizan los propios alumnos de quinto año. En ellas sabemos que no hay un cuidado de los adolescentes y no existen controles que eviten el consumo de tabaco, alcohol y otras sustancias», admitió Zorzoli en su carta.
En ese contexto, el rector advirtió que lo que el colegio lleve adelante en términos de prevención «tiene habitualmente serias limitaciones en los hogares y en la sociedad, que, en general, mira con complicidad la publicidad y el incentivo al consumo de todo tipo de sustancias».
«Todo esto nos hace repensar nuestra política en torno a los intercambios estudiantiles y debería hacer reflexionar a las familias sobre los viajes que grupos de alumnos realizan fuera del ámbito colegial. Me despido muy preocupado», finalizó la máxima autoridad del Nacional de Buenos Aires.
La “cadena de silencios” de la que habla Zorzoli parece haber encontrado su correlato en la actitud de las autoridades del Colegio Nacional de Ushuaia que, aunque desde el domingo han sido puestas al tanto del gravísimo hecho, no han tomado decisiones al respecto y han preferido ocultar la situación, negándose además a dar respuestas cuando son consultadas.
La carta completa
A los miembros de la comunidad del Colegio Nacional de Buenos Aires
En esta oportunidad me comunico con ustedes para ponerlos al tanto de una desafortunada circunstancia que hemos vivido en la madrugada del sábado próximo pasado.
La semana pasada nos han visitado los alumnos del Colegio de Ushuaia, como parte de las actividades del intercambio que venimos realizando entre alumnos tercer año de dicha institución y del CNBA.
El viernes por la noche se realizó la despedida del grupo en el SUM del Colegio, ya que el sábado volvía el contingente a sus hogares.
Una vez finalizada la reunión, algunos de nuestros estudiantes y sus compañeros del establecimiento patagónico asistieron a una fiesta en la casa de una estudiante de nuestro colegio ajena al intercambio. En esta casa no había presente ningún adulto.
Alrededor de las 5 de la madrugada uno de nuestros alumnos se descompuso y uno de los visitantes cayó desmayado por la ingesta de alcohol de alta graduación. El joven terminó en el Hospital Ramos Mejía con un principio de coma alcohólico y estuvo inconsciente varias horas. Como era esperable este estudiante tuvo que quedarse en Buenos Aires, acompañado por una de las docentes y partieron a Ushuaia recién el domingo por la tarde.
Parece inexplicable cómo un grupo de padres y/o madres autorizaron que sus hijos asistieran a una fiesta de esta naturaleza en compañía de los estudiantes de Ushuaia.
Tampoco se explica que aquellas familias que no permitieron la salida no se hayan comunicado con los docentes fueguinos o con el personal del Colegio para advertirlos sobre la misma. Esta cadena de silencios podría haber terminado en una tragedia.
Este no es un hecho singular. La docente de nuestro Colegio que fue al Hospital a acompañar a la familia implicada y tomar conocimiento acerca de la salud del intoxicado constató que varias camillas de la guardia estaban ocupadas por jóvenes en situaciones similares y pudo saber por el informe médico que no siempre estos casos terminan bien.
Tampoco resulta aislado en el ámbito de nuestra institución. Sin ir más lejos, el último viernes por la tarde hemos encontrado a un grupo de alumnos consumiendo alcohol en la puerta del Colegio. Si bien se les han retirado las bebidas inmediatamente, y se ha dialogado con ellos, sabemos que estas medidas no resultan suficientes para evitar futuros hechos similares, siempre que no sean complementadas con el necesario acompañamiento familiar.
Creemos imprescindible que las familias se comprometan con el rol y las funciones que como tales les caben y sostengan los límites pertinentes para resguardar la salud de sus hijos.
Es frecuente que los estudiantes de los primeros años concurran a fiestas en casas donde no hay presencia de adultos o a las fiestas que organizan los propios alumnos de quinto año. En ellas sabemos que no hay un cuidado de los adolescentes y no existen controles que eviten el consumo de tabaco, alcohol y otras sustancias.
Lamentablemente, lo que el Colegio lleva adelante en términos de prevención o pueda hacer en un futuro para mitigar estas situaciones tiene habitualmente serias limitaciones en los hogares y en la sociedad que, en general, mira con complicidad la publicidad y el incentivo al consumo de todo tipo de sustancias.
Todo esto nos hace repensar nuestra política en torno a los intercambios estudiantiles y debería hacer reflexionar a las familias sobre los viajes que grupos de alumnos realizan fuera del ámbito colegial.
Me despido muy preocupado.
Gustavo Zorzoli
Rector
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